Paraíso prístino
La península de Baja California es de origen tectónico y se separó del continente hace millones de años como resultado de un terremoto colosal. Desde esa época se ha encontrado flanquada por dos mares, el Pacífico por el Oeste y el Mar de Cortés por el Este.
Un período de gran actividad volcánica y tectónica desprendió un tira de la placa continental y levantó la corteza terrestre lo que formó la ahora famosa Falla de San Andrés que causa tanta incertidumbre en las ciudades del Sur de California en Estados Unidos de América.
El deslizamiento entre las dos placas, que se inició hace dos y medio millón de años, continúa en la actualidad, lo que hace que la península se desplace hacia el noroeste a una velocidad de 10 metros por siglo.
Las cadenas de montañas que anteriormente estaban continente adentro, ahora se hunden en el mar, donde sus picos forman cadenas de islas grandes y pequeñas, que abrazan la costa del Pacífico.
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Aunque, por lo general, estas islas carecen de incluso las instalaciones turísticas más primitivas, las islas del Mar de Cortés atraen, sin embargo, a un número creciente de visitantes en barcos, yates y embarcaciones recreacionales que vienen a disfrutar y admirar las playas vírgenes de arena fina, bahías solitarias, sus bancos de arena y arrecifes de coral repletos de crustáceos y peces de todos los colores y tamaños imaginables.
El inicio violento de estas islas se refleja en la compleja topografía submarina. Encontrará profundas zanjas y canales estrechos entre las islas y el continente que hacen difícil la navegación al marinero inexperto que no esté familiarizado con las corrientes locales o las ráfagas de viento frío que soplan durante el invierno.
La distancia de la costa y la escasez de agua y otros recursos hacen estas islas no aptas para la vida humana, y, por lo tanto, están imperturbables ante la cambiante fortuna del continente.
Ellas representan lo más cercano que tenemos a un paraíso virgen, con una biodiversidad que es algo más que un enorme recurso biológico, las islas constituyen un refugio de gran valor para la conservación de numerosas especies, y una oportunidad para salvaguardar una pieza del patrimonio ecológico de México. Protegidas en su aislamiento, se han mantenido distantes de las idas y venidas de la historia humana de la región circundante.
Costa del Pacífico Norte
Algunas de las islas que forman parte del estado de Baja California Sur se encuentran en el Océano Pacífico. Varias especies han adoptado estas islas como su hogar, incluyendo colonias de lobos marinos, tortugas, junto a diferentes aves terrestres y marinas.
Isla Cedros
Con una superficie de 140 kilómetros cuadrados y abundante agua subterránea que hace posible el cultivo del campo, esta es la única isla con desarrollo industrial significativo. Sirve de puerto para una empresa productora de sal conocida como Compañía Exportadora de Sal, que tiene instalaciones de atraque para buques de carga capaces de transportar hasta 150 toneladas de sal.
Esta isla es parte de la formación geológica que se extiende hacia el océano desde Punto Eugenia, reapareciendo luego de doce millas marinas como Isla Natividad. Entre las dos islas hay un canal con docenas de rocas sumergidas, las que son especialmente peligrosas para la navegación.
Isla Magdalena e Isla Santa Margarita
Siguiento la inmensa curva que va desde Punto Abreojos hasta Cabo San Lázaro, el navegante sólo encontrará fuerte y peligroso oleaje, si se considera el tamaño de las olas que rompen contra la costa.
De hecho, una vez que pasas Roca María en Isla Natividad, tendrá que navegar por más de 250 millas antes de encontrar otra isla. Eso sí, la larga espera es generosamente recompensada: Isla Magdalena, árida, primitivamente bella y tan larga que parece que nunca va a terminar. Cuando finalmente lo hace, es sólo para dar paso a otra isla, Santa Margarita y luego otra más, la media luna de la isla Creciente.
Las tres islas forman la barrera exterior de Bahía de Magdalena y Bahía Almejas, que en conjunto conforman un lugar favorito de reunión para ballenas, lobos marinos y águilas pescadoras.
Santa Margarita es la más meridional de las islas del Pacífico que pertenece a Baja California Sur, y uno de los más abundantes en términos de vida. En sus costas los peces de valor comercial, crustáceos y moluscos son especialmente abundantes. En la isla vive un puñado de personas, y también hay una pequeña base naval mexicana.