Con su larga costa, el estado de Baja California Sur tiene una abundancia impresionante de vida marina, tanto en el Mar de Cortés como por el lado del Pacífico.
No es de extrañar que esta zona es un imán para los pescadores deportivos que buscan especies muy apreciadas como el marlin azul, dorado, pez espada, atún, mero, jurel, cabrilla y pez gallo, que son parte de una lista parcial de las 850 variedades de peces en la región.
Un día de pesca
Son las 5:30 de la mañana y el despertador me despierta abruptamente de un sueño profundo. Es mi primer día en Cabo San Lucas y en una hora se supone que debo estar en el muelle donde una lancha estará esperandome para llevarme a pescar.
Paseando por el muelle, busco la lancha que mis amigos y yo hemos contratado para esta aventura. Una vez a bordo, el capitán nos da algunos consejos de seguridad, indica dónde encontrar los chalecos salvavidas, nos muestra la licencia de permiso de salida y de pesca y nos dice que hay café, panecillos dulces, sándwiches a bordo y una nevera llena de bebidas, una necesidad básica cuando vas a estar en el mar durante horas.
Son casi las 7 am y finalmente nos dirigimos al mar. Justo antes de salir del puerto, compramos algo de cebo vivo para utilizar en el viaje. Luego nos dirigimos hacia la salida de la Marina. Entregamos nuestro permiso de salida a la capitanía de puerto y luego nos vamos en busca de dorados, wahoos, atunes o marlin, las especies de peces que se capturan con mayor frecuencia en estas aguas en el mes de diciembre.
El capitán nos pregunta dónde queremos ir, pero como no conocemos la zona, sólo le puedo decir que estamos interesados en la captura de dorado, así que nos dirigimos hacia un lugar que él llama San Cristóbal.
Este experimentado marinero señala una roca que es un favorito de los lobos marinos, y, claro, vemos muchos tomando el sol de la mañana. Más tarde pasamos El Arco, una vista impresionante con las olas rompiendo a su alrededor.
El capitán saca lo que me parecen unos juguetitos pequeños de plástico con plumas de colores y me dice que son los anzuelos o cebo artificial. Luego explica que las cañas y carretes son equipos de primera clase, y con orgullo nos cuenta que su barco ha participado en varios de los torneos de pesca deportiva que han hecho famoso al estado.
Mientras sigue sacando anzuelos, carnada y prepara las cañas de pescar con las líneas de pescar y anzuelos correspondientes, nos dice que las mejores zonas de pesca – a causa de su proximidad – son La Playa, Los Barriles, La Paz y Cabo San Lucas.
Una vez que las cañas de pescar están listas, se disminuye la velocidad de la embarcación a menos de siete nudos por hora y las cañas se ponen en sus sostenes y ya podemos prepararnos para intentarlo. Hasta los pescadores y marineros de habla hispana también utilizan ahora la palabra “trolling” para la pesca a baja velocidad. Supongo que están influenciados por los pescadores norteamericanos, que son visitantes habituales de Baja California Sur.
El sol de la mañana comenzaba a adormecerme cuando de repente oigo un sonido como el zumbido de una cigarra – en realidad es el clicker del carrete que nos avisa que algo picó. El capitán me grita “¡Prepárate! Es tu caña!”
Agarro mi caña de pescar, lo saco de su sostén y repentinamente deja de hacer ese ruido de cigarra y – ¡Oye, en realidad estoy en el mar pescando! Incluso sin haber visto qué está mordido el anzuelo, el capitán me dice que baje la caña. “Deja que el pescado se lleve toda la línea que quiera, no dejes que se suelte, pero no tires de ella cuando el pez está tirando, no lo fuerces, deja que corra…”
Él me señala que baje la caña sin que toque el lado del barco y recoger la línea mientras lo hago, para luego alzar la caña, sin dejar que el carrete gire, y luego repetir, sin forzar para que la línea no se rompa.
Empiezo a sudar. Vemos algo que salta al final de la línea y el capitán grita: “¡Es un dorado!”
Sigo recogiendo la línea, que el capitán me explica es un monofilamento de 30 libras. Finalmente veo que mi esfuerzo está dando sus frutos …. es un ejemplar increíble! Y también veo por qué lo llaman dorado – con sus tonos de amarillo, verde y blanco que en conjunto dan su apariencia y el brillo metálico de oro…
Me distraigo por un segundo, y el pez se escapa nuevamente con la mayor parte de la línea, que laboriosamente tengo que recoger de nuevo.
Autor: Revista Land’s End
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